En nuestro primer día de ruta en coche por Francia paramos en Arlés, conocida por ser una ciudad catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y especialmente por el paso que tuvo Van Gogh por ella. La ciudad cuenta con rutas específicas con los lugares que inspiraron al pintor en sus obras, cuya información y planos se pueden obtener en la web de la oficina de turismo.
Arlés nos recibió el 31 de diciembre de 2021. El cielo nublado nos acompañó durante todo el día y, dadas las restricciones habidas en ese momento a causa del coronavirus, las mascarillas también, incluso en espacios exteriores. Para este día teníamos unos objetivos de visitas planificadas aunque no siempre se puede cumplir lo previsto como leeréis más adelante.
Lo primero que aparecía en nuestro planning era aparcar el coche en Blv. Des Lices (frente al jardin d’eté) en zona blanca que nos permitía una hora y media de estacionamiento gratuito y los siguientes intervalos de 30 minutos a un precio razonable (información y mapa interactivo de las zonas de aparcamiento). El imprevisto del día fue que era día de mercado con numerosas calles cortadas, por lo que llegar al aparcamiento que habíamos seleccionado resultó inviable. Tras consultar el mapa y dar unas cuantas vueltas conseguimos aparcamiento, más o menos cerca del anfiteatro, que nos costó 5€ por casi cinco horas de estacionamiento.
Ahora sí comienza nuestra ruta a pie, una ruta reducida de la planificación inicial puesto que había monumentos que se encontraban cerrados, otros con horario reducido y a mí personalmente, me atacó a media tarde un dolor de cabeza terrible que nos llevó directos al hotel. A todo ello sumamos la pérdida del 80% de las fotografías hechas ese día y que no pudimos recuperar.
Nuestra primera parada fue, como no podía ser de otro modo, en el anfiteatro de Arlés Les Arènes. Un monumento impresionante en forma elíptica de 136 metros de largo en su eje mayor y 21 metros de altura.
El acceso al anfiteatro conjuntamente con el teatro antiguo nos hubiera costado 9€ por adulto ya que para los menores de 18 años es gratuito pero compramos el Pass Liberté en la taquilla del monumento (también online) por 3€ más cada adulto (gratuito para menores de 18 años) con el que podríamos acceder a cuatro monumentos y un museo además del museo Réattu (tarifas que se pueden consultar actualizadas en los folletos descargables que pone a disposición la oficina de turismo de Arlés). Para conocer más información e historia del monumento se puede consultar la página web de la ciudad. El recorrido se puede amenizar para los niños con este juego que propone el Ayuntamiento de Arlés y que incluye un dosier pedagógico con muchísima información, en francés.
A pocos metros del anfiteatro nos encontramos el teatro antiguo (acceso incluido con la entrada del anfiteatro y con el Pass Liberté). El lugar, con restos arqueológicos a cada paso, es un remanso de paz, al menos en nuestra visita, que te transporta en el tiempo. Igual que para el anfiteatro y siguiendo la misma dinámica, aquí tampoco se han olvidado de los peques con este interesante juego con el que descubrir cada rincón y aprender jugando.
Tras la visita al teatro antiguo, hacía frío y teníamos hambre así que siendo día de nochevieja y un poco tarde para comer, nos decidimos por la Crepería Mam Goz (Rue Porte de Laure 18), lugar que nos había recomendado un amigo que vivió unos años en la ciudad y donde comimos realmente bien. Pedimos un menú especial (10€) y otro Bretón (15€) para los tres ya que las raciones son generosas y nuestra peque no tenía demasiado apetito.
Después de comer nos dirigimos rápidamente hacia la plaza de la República, con su obelisco central y el Ayuntamiento, para visitar la catedral de San Trófimo junto a su claustro y los criptopórticos (acceso por el Ayuntamiento) ya que se acercaba la hora de cierre de ambos monumentos. De no llevar el Pass Liberté, la entrada al claustro de la catedral de San Trófimo nos hubiera costado 5,50€ y la entrada a los criptopórticos 4,50€, por adulto.
Los criptopórticos se encuentran junto al jardin d’eté y su acceso se encuentra en el Ayuntamiento. Se trata de unas galerías subterráneas que constituyen el antiguo foro. Es un lugar que pudiera parecer laberíntico donde caían gotas de agua que formaban charcos con los que tener cuidado dada la oscuridad del lugar.
Nuestra siguiente parada fue para visitar el Espace Van Gogh en el jardín del hospital de Arlés donde estuvo internado el famoso pintor.
Aunque nuestra ruta tuvo que terminar de forma imprevista, en Arlés existen numerosas referencias a los lugares que incidieron de un modo u otro en la vida de Van Gogh. Desde la oficina de turismo de Arlés proponen varias rutas que puedes ver en la web de la oficina de turismo de Arlés y descargar los folletos.
Hay dos elementos que nos indican la ruta y las localizaciones de los lugares, visibles e inconfundibles.
Habíamos previsto visitar el punto panorámico que sirvió de inspiración a Van Gogh para crear su obra Nuit étoilée expuesta en el museo de Orsay y el lugar elegido para aparcar nuestro coche fue el parking gratuito de la estación SCNF situado en Av. Paulin Talabot muy cercano también a la Casa Amarilla en Place Lamartin que durante un tiempo fue el estudio del pintor.
De vuelta al hotel paramos a repostar a 1,59€/l dato para la posteridad ya que en el momento del viaje era un precio realmente económico en Francia. Otro dato económico del día es el coste de los peajes en Francia, desde la entrada en el país (Le Perthus) habíamos pagado 24,20 €.
Nos adentramos en la boulangerie Marie Blachère que teníamos de camino porque esa noche teníamos preparado nuestro propio festín para celebrar la Nochevieja ya que, en los días anteriores a nuestro viaje, el Gobierno francés anunció múltiples recomendaciones y medidas con motivo del aumento exponencial de nuevos casos de coronavirus en Francia, haciendo un llamamiento a los Ayuntamientos para limitar las fiestas y cenas. Teníamos algo menos de 50 kilómetros de trayecto hasta el hotel.
A nuestra pequeviajera le apasionaban las literas por lo que el hotel elegido para esta noche (y para la mayoría de ellas en este viaje) fue el Première Classe Avignon Sud – Parc des Expositions. Hotel muy económico que para esa noche con desayuno incluido nos costó 38,56€ aprovechando una oferta que suelen promocionar y el descuento adicional del 10% por estar inscrita en su programa de fidelización. Es un hotel de paso, correcto y limpio al menos durante nuestra visita pero muy pequeño. Está ubicado cerca de un centro comercial a 10 minutos caminando aunque no es un hotel que recomendara si no se dispone de vehículo.
Y ahora sí, tras la celebración en petit comité de nuestra particular Nochevieja descansamos unas horitas para al día siguiente continuar nuestra ruta en Aviñón.