Habíamos dejado atrás Arlés y nuestro hotel, situado a escasos 10 kilómetros de la visita principal del día, el Palacio de los Papas. Era el primer día del año y primer año en faltar a la tradición de seguir en directo el concierto de año nuevo de principio a fin.
La ciudad nos recibió casi en soledad y no era para menos, siendo primera hora de la mañana del 1 de enero, con frío y humedad. Ante tal clima, la obligatoriedad de llevar mascarillas incluso en exterior resultó bastante incómoda, para nuestra fortuna estábamos avisados y llevábamos mascarillas de recambio suficientes para poder cambiarlas con frecuencia.
Como cada mañana, lo primero que hicimos fue ocuparnos de dejar nuestro coche a buen recaudo. Para ello y por su proximidad, elegimos el aparcamiento Oulle situado en Allée de l’Oulle, al clasificarse como zona amarilla, las 4 primeras horas de aparcamiento son gratuitas pero siendo festivo nos resultó gratis todo el día. Ése fue el aparcamiento que elegimos pero hay muchos más cuya información puedes consultar aquí.
De camino al Palacio de los Papas paseamos tranquilamente por la ciudad que, de un lado generaba algo de tristeza verla tan vacía y cerrada, pero de otro se respiraba una paz y tranquilidad que seguramente no sea habitual.
Los objetivos viajeros del día se centraban únicamente en visitar el Palacio de los Papas y el puente de Saint Bénézet desde ambas márgenes del río. Para otra ocasión dejamos visitar la ciudad en un día menos festivo con las atracciones abiertas.
Llegando al palacio paseamos junto a la iglesia de Saint Agricol, aquí suelen hacer muchas actividades pero para nosotros seguía siendo 1 de enero. Continuamos todo recto hasta llegar a la Plaza del reloj a pocos pasos del Palacio de los Papas, no sin antes ir descubriendo la decoración navideña que nos rodeaba. En la plaza del reloj nos encontramos con un carrusel y una pequeña pista de hielo.
Para acceder al Palacio de los Papas, las entradas la compramos en taquilla pero se puede comprar online. nos costó 37€ porque compramos el billete familiar para dos adultos y una niña que incluye la entrada al palacio y al puente St. Bénézet.
La entrada al palacio incluye una tableta interactiva (Histopad) que, tras aproximarla al código QR correspondiente a la estancia, proporciona la visión de esa estancia en su origen. Sin duda, lo mejor de la visita es poder ver el antes y el después de forma tan interactiva y para quienes viajen con niños es inmersivo por lo que lo que una visita a priori «aburrida» se convierte en un juego realmente entretenido para ellos.
Tuvimos la ocasión de visitar los jardines del Palacio, gracias a la buena voluntad del personal ese día y probablemente a la poca afluencia. La entrada a los jardines cuesta 5€ para los adultos y 3€ para los niños entre 8 y 17 años siendo gratuito para menores de 8 años (también se puede comprar conjuntamente con el billete de acceso al palacio). Esta zona de casi 2.000 metros cuadrados se configuró como un jardín íntimo con acceso directo desde los apartamentos del Papa.
Con la canción Sur le Pont d’Avignon siempre en mente y que nuestra pequeviajera también conoce, no podía faltar la visita al puente de Saint Bénézet. Monumento declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO del que quedan 4 arcos de los 22 iniciales que unían las orillas del río Ródano. Sin embargo, tras varias inundaciones que lo destruyeron y las correspondientes reconstrucciones, a mediados del siglo XVII se decidió no volver a reconstruir pero tampoco permitir su desaparición y así es como actualmente se encuentra.
Para una visita más amena se puede descargar la aplicación AVIGNON 3D (Android/iOS), es una aplicación que remonta al pasado de forma lúdica e interactiva.
Para comer, siendo el día de año nuevo veníamos con provisiones para hacer un picnic en la zona ajardinada en l’Île de la Barthelasse, concretamente en el Chemin des Berges, a orillas del río Ródano. El paseo cuenta con numerosos bancos donde hacer un alto en el camino. En esta zona hay un aparcamiento gratuito y unas vistas maravillosas del puente de Saint Bénézet (con permiso de las condiciones meteorológicas propicias). Es una zona con numerosos espacios dedicados al ocio y tiempo libre, cuenta con campings, zonas para deportes de aventura y un sinfín de actividades. Se puede llegar cruzando el puente o también en ferry de forma gratuita teniendo en cuenta el horario del mismo.
Seguía la niebla, así que las maravillosas vistas que tanto ansiaba del famoso puente y que tenía esperanza de poder vislumbrar en algún momento del día se difuminaron.
Así, con el frío y la humedad que nos acompañaba, no nos entretuvimos demasiado para dirigirnos hacia nuestro siguiente destino, Lyon, del que nos separaban algo más de 200 kilómetros. Este día el coste del peaje desde Aviñón (Avignon-Nord) a Lyon (Vienne) fue de 19,90€.
Para el alojamiento de esta noche elegimos el hotel Première Classe Lyon Est – Saint Priest Eurexpo, éste sí les gustó, lástima que ya estaban todos los hoteles del viaje reservados y no era momento de desbaratar planificaciones. Fue en este viaje cuando descubrí que a nuestra pequeviajera ya no le servía cualquier hotel para dormir. Nuestra experiencia en los diferentes alojamientos de este viaje, como comprobaréis a lo largo de este diario, marcaron un antes y un después en la selección de los mismos para el futuro. Ya imaginaréis quién da el visto bueno en las reservas que hacemos y, a su favor he de decir que, acertadamente. La noche de estancia con desayuno incluido nos costó 49,68 € aprovechando una oferta que en ese momento tenían hasta el 2 de enero y el descuento adicional del 10% por estar inscrita en su programa de fidelización. En este caso concreto la oferta consistió en incluir el desayuno por apenas 2€ más de lo que costaba el alojamiento sólo.